Las famas para conservar sus recuerdos
proceden a embalsamarlos en la siguiente forma:
Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales,
lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra
y lo colocan parado contra la pared de la sala,
con un cartelito que dice:
"Excursión a Quilmes", o "Frank Sinatra".
Los cronopios, en cambio,
esos seres desordenados y tibios,
dejan los recuerdos sueltos por la casa,
entre alegres gritos, y ellos andan por el medio
y cuando pasa corriendo uno,
lo acarician con suavidad y le dicen:
"No vayas a lastimarte",
y también:
"Cuidado con los escalones".
Es por eso que las casas de las famas
son ordenadas y silenciosas,
mientras en las de los cronopios
hay gran bulla y puertas que golpean.
Los vecinos se quejan siempre de los cronopios,
y las famas mueven la cabeza comprensivamente
y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.
Historias de Cronopios y Famas
-Julio Cortázar-
-Julio Cortázar-
No hay comentarios:
Publicar un comentario